martes, 15 de diciembre de 2009

Otra hostia tonta

Hace pocos dias, tal vez sugestionado por el desgarrador relato de Juancar en los comentarios de la entrada de las ganas de mear, llegue a casa con unas inconmensurables ganas de visitar el baño (aunque no para mear, cambiemos el estado del deshecho)

El caso es que tal era la necesidad de llegar cuanto antes al cagadero, que ante la puerta de casa tuve un imprevisto, no conte con que la cerradura tenia una vuelta echada, y que por tanto el cuarto de vuelta habitual que es necesario para abrirla, no seria suficiente, ya que antes habria que darle una vuelta entera, que esconden los cilindros esos gordos.

Resumiendo:

Vueltas necesarias para abrir: 1,25
Vueltas efectivamente ejecutadas: 0,25

Pero mi mente debio resistirse a esta cosa tan poco habitual, y en cuanto di el cuarto de vuelta, algo me empujo hacia delante con impetu y poderio, como si delante de mi no hubiera una puerta solida de 150 kilos, con una placa de acero en su interior de 3mm de espesor.

El resultado es que me pegue una hostia escandalosa en la frente contra la puerta, aunque, eso si, se me pasaron las ganas de cagar de golpe.

Por que no colocariamos unos dias antes el adornito navideño en la puerta?¿? algo habria amortiguado el jodio papanoel!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Habrás roto la puerta ahora que estás más fuerte que el vinagre...

El Juancar

Dorwinrin dijo...

Somo la leche cuando vamos en piloto automático. Yo siempre me pongo un despertador en la habitación de al lado para obligarme a levantarme, y dejo la puerta abierta para oírlo bien.

Excepto la semana pasada, que mi novia se acostó más tarde que yo y cerró la puerta. Por la mñana me di una ostia que ríete tú de las moscas zumbando contra la ventana.

Clark Kent dijo...

D'oh!